Como dicen coloquialmente, «ahora sí se la mamó» el diputado panista Carlos Olson al afirmar que sufre discriminación constante por ser güero y de ojos azules. Solo eso nos faltaba de este panista, quien es la imagen del discriminador en persona, pues ha dicho cosas demasiado fuertes en contra de la comunidad LGBTQ+, y ahora resulta que él es discriminado por su color de piel y ojos.
Para los que no estén enterados, resulta que por primera vez hay una diputada rarámuri en el Congreso del Estado, se trata de la morenista Edith Palma. Lo más congruente sería que alguien que realmente conoce las necesidades de los indígenas presidiera la Comisión de Pueblos Originarios. Pero hay un pero, un cochino pero: los intereses políticos.
Esos cochinos intereses del PRI y el PAN, que no quieren soltar el poder en asuntos como estos a verdaderos representantes. Sabemos que históricamente los indígenas en el estado de Chihuahua han sido relegados y desplazados.
En medio de esa acalorada discusión, a Carlos Olson se le ocurrió victimizarse: “Si una persona que, por su aspecto rubio y de ojos azules, ha recibido discriminación desde que fue niño, ha sido servidor”.
Difícil de creer, pero continuó su relato: «Siempre recibí discriminación porque, por mi aspecto, pensaban que era una persona adinerada y era discriminado; me quitaban mi propina. No se puede discriminar por las apariencias», agregó Olson San Vicente.
Evidentemente, esta discriminación que sufre Olson llegó al alma de los afortunados y discriminados del PAN y del PRI, que designaron al diputado Arturo Medina, coordinador del grupo parlamentario del PRI, como presidente de dicha Comisión. Claro, ¿por qué no el PRI?