La Cámara de Diputados de Chile aprobó este miércoles una histórica reforma de ley que permite el retiro anticipado del 10% de los fondos de pensiones privados para hacer frente a la crisis económica derivada de la pandemia. El proyecto de ley ahora pasa al Senado.
Con el apoyo de parlamentarios de la coalición del gobierno, los aspectos particulares de la iniciativa -ya había sido aprobada en general- fueron aprobados por 95 votos a favor, 36 abstenciones y 22 en contra.
De esta manera, y abrió la puerta por primera vez a reformar un sistema de capitalización absolutamente individual, instaurado por la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990).
La iniciativa goza de apoyo de la ciudadanía. Según sondeos, más del 80% de los encuestados se manifestaron en este sentido.
En la noche del martes se escucharon distintos cacerolazos como forma de apoyo a ella en varios puntos de la capital del país: desde el centro -punto neurálgico de las protestas sociales que estallaron en octubre de 2019- hasta la periferia, donde incluso algunos vecinos salieron a la calle pese las medidas de cuarentena que rige desde el 15 de mayo, y encendieron algunas fogatas.
Tras 55 días de cuarentena total en la región metropolitana, la clase media, que arrastra niveles de endudamiento por encima del 70% para pagar vivienda, educación, salud y comida, resiente la crisis en sus hogares y hasta ahora no ha recibido ninguna asistencia pública directa.
En otras ciudades como Antofagasta (norte) o Valparaíso (centro) también se escucharon los cacerolazos. A través de las redes sociales, algunos vecinos reportaron que no escuchaban un cacerolazo tan intenso desde el estallido social.
“¡No más AFP, no más AFP!”, coreaban algunas personas desde sus balcones, en referencia a las Administradoras de Fondos de Pensiones (AFP), empresas privadas encargadas de administrar los fondos de pensiones en el sistema previsional chileno.Cacerolazos en Chile en apoyo al retiro anticipado de las pensiones por la pandemia. Foto: EFE/Mario Ruiz
El modelo de pensiones de Chile se basa en el ahorro individual obligatorio, mediante el cual cada trabajador aporta un 10 % mensual de su sueldo bruto a un fondo de pensiones personal del que puede disponer cuando se jubila y que es gestionado por las AFP.
Con esta reforma se busca establecer un mecanismo transitorio de retiro parcial anticipado de parte los fondos previsionales, con ocasión de la crisis económica provocada por la pandemia de la COVID-19, de tal manera que por única vez los afiliados al sistema de pensiones que lo deseen puedan retirar hasta el 10 % de sus fondos acumulados en las AFP.
La ciudadanía y la clase política de Chile se encuentran agitadas ante este proyecto, que no cuenta con el respaldo del Ejecutivo, que considera que impide una reforma a largo plazo del sistema de pensiones.
En un intento por frenar la iniciativa, el presidente Piñera anunció el martes la modificación de un paquete de medidas para la clase media, reforzando otro plan anunciado hace dos semanas.Foto de archivo. El presidente chileno Sebastián Piñera durante un discurso en Santiago, Chile. Enero, 2020. REUTERS/Edgard Garrido
A diferencia de su primera propuesta, Piñera agregó un bono de casi 630 dólares, seguido de un crédito blando por 1.900 dólares, sin interés, con un año de gracia y pagado hasta en cuatro años. En total, el gobierno estima que serán cerca de 1,4 millón de beneficiados.
Piñera también anunció un acuerdo para modificar el sistema de pensiones chileno, previsto en otro proyecto que ha reposado por años en el Congreso.
“No podemos hipotecar el futuro por un aplauso fácil, aunque sea impopular”, aseguró al defender la postura oficial el ministro de Hacienda Ignacio Briones, en una entrevista con radio Cooperativa, criticando las implicaciones del proyecto de retiro de fondos en el futuro de las pensiones.
El sombrío escenario económico se cruza con una estrategia sanitaria que tuvo tropiezos después de dos meses de aparente éxito, y que dejó a Chile entre los 10 países con más casos de coronavirus en el mundo, con casi 320.000 contagiados y más de 11.000 fallecidos, considerando las muertes “probables” por el virus.
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