En un movimiento que era esperado y nada nuevo, la diputada del Partido del Trabajo, América Aguilar Gil, ha dejado clara su distancia de la Cuarta Transformación y de la presidenta Claudia Sheinbaum.
Durante una rueda de prensa, Aguilar Gil se manifestó en contra de la reforma a la ley de amparo propuesta por el diputado Ricardo Monreal y el senador Adán Augusto López.
Esta postura resulta sorprendente, considerando que hace apenas unos meses, Aguilar Gil se mostraba como una ferviente defensora de la administración de Andrés Manuel López Obrador, declarando públicamente: “Es un honor estar con Obrador”.
Su reciente cambio de posición, bajo el argumento de que la reforma implicaría una “flagrante violación a los derechos humanos”, genera dudas sobre su verdadero compromiso con el proyecto político de la Cuarta Transformación.
El contexto político no puede ignorarse. El Partido del Trabajo (PT), partido al que pertenece Aguilar Gil, ha atravesado momentos críticos, especialmente en su lucha por mantener el registro local. La aparente colaboración con Acción Nacional, que permitió la supervivencia del PT, sugiere que la diputada pudo haber optado por alinearse con el PAN como forma de retribuir favores políticos.
Este movimiento, más que una defensa de derechos, parece una estrategia para garantizar su futuro político y asegurar su permanencia a través de su curul plurinominal.
La decisión de Aguilar Gil no ha pasado desapercibida dentro de su partido, que ahora enfrenta cuestionamientos sobre las verdaderas motivaciones de su diputada, quien parece más enfocada en su beneficio personal que en la defensa del proyecto que una vez respaldó. Al aliarse con la oposición, Aguilar envía una clara señal de distanciamiento de la Cuarta Transformación, favoreciendo a quienes podrían asegurarle apoyo en futuras legislaturas.