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El entreguismo panista: Maru Campos y Ken Salazar, un circo de malinchismo

En un México que se encuentra en una etapa de cambios profundos, donde el presidente Andrés Manuel López Obrador ha dejado claro que no permitirá el intervencionismo extranjero, la gobernadora de Chihuahua, Maru Campos, parece estar operando bajo una agenda muy distinta. Su reciente espectáculo político con el embajador de Estados Unidos, Ken Salazar, no solo exhibe su entreguismo, sino que también confirma lo profundamente arraigado que está el malinchismo en el Partido Acción Nacional.

La visita de Ken Salazar a Chihuahua, más que un ejercicio de diplomacia, se convirtió en un circo mediático diseñado para proyectar la imagen de una gobernadora dócil y dispuesta a complacer los intereses de Estados Unidos. Campos no perdió la oportunidad de mostrar su total sumisión a la agenda extranjera, firmando acuerdos y pavoneándose ante las cámaras mientras se fortalecen los lazos con el gobierno norteamericano.

La gobernadora panista, con su “apertura” hacia el vecino del norte, no hace más que reforzar el estereotipo de los políticos del PAN que están dispuestos a entregar los intereses de México en bandeja de plata. Bajo el pretexto de «robustecer la seguridad» y «combatir el tráfico de drogas», Maru Campos ha abierto las puertas para que las autoridades estadounidenses tengan mayor injerencia en asuntos internos del país. ¿De verdad cree la gobernadora que el fentanilo y los migrantes son los únicos intereses de Estados Unidos en nuestro país? No, la verdadera prioridad de Salazar y sus colegas es proteger las inversiones estadounidenses y garantizar que sus empresas sigan acumulando ganancias a costa de los mexicanos.

Salazar, en su discurso, destacó la importancia de un sistema judicial confiable para los inversores de Estados Unidos, insinuando que sin jueces “bien calificados” no hay certeza para los empresarios norteamericanos. El embajador dejó claro que, para él, el T-MEC y la seguridad de las inversiones estadounidenses son más importantes que cualquier interés nacional.

Mientras tanto, Maru Campos, en lugar de defender los intereses de su propio país, agradece con una sonrisa la intervención extranjera, disfrazada de «colaboración». Incluso celebra la «estrecha relación comercial» con Estados Unidos, como si el bienestar de Chihuahua dependiera exclusivamente de lo que dicten en Washington. La realidad es que este tipo de relaciones solo perpetúan la dependencia económica y política de México hacia su vecino del norte.

En un momento en que la administración federal, encabezada por López Obrador, está buscando cortar con décadas de sumisión y dependencia hacia Estados Unidos, Maru Campos y su show con Ken Salazar representan un retroceso. Mientras la 4T lucha por la soberanía y por mantener a raya la influencia extranjera, la gobernadora panista sigue demostrando que el malinchismo sigue siendo el sello distintivo de su partido.

Este tipo de sumisión no solo es peligroso para el estado de Chihuahua, sino para todo el país. Las alianzas con Estados Unidos, disfrazadas de “cooperación”, siempre han tenido un precio muy alto para México. Y mientras AMLO enfrenta de manera frontal las críticas del embajador estadounidense y defiende nuestra soberanía, Maru Campos parece más preocupada por cumplir con los caprichos de Washington que por el bienestar de su propio pueblo.


Nieto de Gómez Morín fundador del PAN en cruzada contra Marko Cortés

Hoy, Manuel Gómez Morín Martínez del Río, nieto del fundador del PAN, llega a la capital en medio de una crisis interna que amenaza con desangrar al partido. Se habla de una inminente desbandada de 40 mil militantes, hartos de la dirección dictatorial de Marko Cortés, a quien Gómez Morín acusa directamente de haber secuestrado al PAN.

Lejos de ser una cruzada para salvar al partido, este movimiento parece ser el preludio de una ruptura catastrófica, justo cuando el PAN más necesita unidad frente al embate de la 4T. El regreso a los principios originales del partido —un sueño casi irrealizable— pasa por romper con el PRI, un socio que ha sido más lastre que aliado.

No hay que esperar nada de los que se aferran a sus cargos públicos. Como en el PRI, esos serviles no alzarán la voz, no sea que pongan en riesgo su cómodo puesto. Que se lo pregunten a los Yunes, quienes aprendieron que rebelarse tiene un precio alto. El PAN, al borde del abismo, parece condenado a su propia implosión.


A contrarreloj: Guardia Nacional pasará a la Sedena

Ayer, la Cámara de Diputados aprobó la reforma constitucional para transferir la Guardia Nacional al Ejército. Después del “marrazo judicial”, esta es la iniciativa que de verdad le importa al presidente Andrés Manuel López Obrador.

De todas las Acciones de Inconstitucionalidad, esta es la que más le dolió en la Suprema Corte de Justicia. Hoy, viene el revire.

La propuesta se dirigirá al Senado, donde será aprobada rápidamente. Luego, pasará a los Congresos estatales, con el objetivo de que sea promulgada antes de que termine el sexenio de López Obrador, al cual le quedan solo diez días.


Luisa María Alcalde renunciará a Gobernación para contender por la dirigencia de Morena

Este viernes, Luisa María Alcalde presentará su renuncia a la Secretaría de Gobernación para participar en la contienda por la dirigencia nacional de Morena, un paso importante en su carrera política. Alcalde ha sido una de las figuras más jóvenes en ocupar un puesto clave en el gabinete del presidente López Obrador, y su salida marca el inicio de su búsqueda por liderar el partido rumbo a los próximos retos electorales.

La decisión llega en un momento clave, previo al Congreso Nacional Extraordinario de Morena, donde se definirá la nueva dirigencia del partido. Alcalde ha sido una funcionaria visible tanto en la Secretaría del Trabajo como en Gobernación, destacando por su enfoque en temas de política laboral y gobernabilidad.

El presidente ha señalado en varias ocasiones su confianza en mujeres dentro de la política, subrayando que «es tiempo de mujeres», y la participación de Alcalde en este proceso refuerza esa visión. Sin embargo, su reto no será fácil; Morena atraviesa un momento de definiciones internas, y quien asuma la dirigencia tendrá la tarea de mantener la unidad y dirigir el partido en un contexto político complejo.

Este fin de semana, Morena decidirá su futuro, y la participación de Luisa María Alcalde será un factor relevante en ese proceso de renovación.