Esta tarde, al menos 170 policías municipales de Chihuahua fueron citados por las autoridades para informarles que, tras reprobar los exámenes de confianza, debían entregar sus armas de cargo. Entre los afectados se encuentran oficiales, sargentos y escoltas de funcionarios, algunos con más de 10 o 15 años de servicio.
El grupo de policías, algunos en funciones y otros en su día de descanso, fueron notificados de su reubicación a labores administrativas, como en casetas de vigilancia en comandancias y edificios municipales, donde, según se ha reportado, hasta tres elementos comparten el mismo espacio de trabajo.
Fuentes cercanas señalan que los exámenes de confianza en cuestión fueron realizados hace más de dos años y medio, aunque la notificación de los resultados no se emitió hasta ahora. Además, se menciona que la Secretaría de Seguridad Pública Estatal es la encargada de autorizar el porte de armas, lo que habría permitido identificar a los policías que no cumplieron con los requisitos de confianza, los cuales son evaluados cada tres años.
Hasta el momento, no se han ofrecido declaraciones oficiales respecto a la situación de los agentes afectados ni sobre las posibles repercusiones de estas acciones en la seguridad del municipio.