Mientras el Partido Acción Nacional celebra la ratificación de César Komaba Quezada como candidato único a la presidencia del Comité Directivo Municipal (CDM) en la capital, la realidad detrás de su trayectoria es alarmante: denuncias por corrupción, abuso de autoridad y acoso laboral en su cargo como subsecretario de Movilidad lo siguen marcando.
Durante su gestión al frente de Vialidad, al menos 12 agentes han sido suspendidos por actos de corrupción, incluyendo cobros indebidos a conductores y faltas graves a los protocolos de seguridad. Además, exfuncionarios y agentes han denunciado públicamente detenciones arbitrarias, hostigamiento, reducción de sueldo y extorsión familiar, mientras Komaba mantiene control sobre la subsecretaría.
A pesar de este historial, Komaba se convirtió en candidato único a dirigir el PAN municipal, tras integrar a su planilla a quienes originalmente buscaron competir por la presidencia. Esta situación ha generado cuestionamientos sobre la transparencia y la ética del partido en Chihuahua, que parece premiar a funcionarios con un historial lleno de señalamientos serios.
La militancia panista y la ciudadanía se preguntan si la unidad que el partido promueve como argumento para imponer a Komaba es más importante que la responsabilidad, la honestidad y la rendición de cuentas. Expertos en política local advierten que premiar con la dirigencia a alguien con estas denuncias podría afectar la imagen del PAN y enviar un mensaje equivocado sobre el manejo de poder y justicia interna.
Mientras la Asamblea del 14 de septiembre en el Club de Leones se acerca, Komaba aún debe decidir si continuará al frente de la Subsecretaría de Movilidad. Lo cierto es que su historial, sumado a la imposición como candidato único, pone en evidencia un problema profundo: la falta de ética y transparencia en la toma de decisiones dentro del PAN de Chihuahua.
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