El virus de la Covid no sólo infecta células de la faringe y de los pulmones, sino también otras del corazón, el hígado, los riñones, el cerebro y la sangre, según un estudio basado en autopsias de 27 pacientes fallecidos en Alemania.
Los resultados indican que, cuando la Covid se convierte en una enfermedad multiorgánica, no es sólo por una reacción excesiva del sistema inmunitario que ataca tejidos propios como se había propuesto. También es por los daños directos que causa el coronavirus SARS-CoV-2 en órganos vitales.
Esta comprensión más precisa de la enfermedad confirma que los antivirales, además de los fármacos que regulan el sistema inmunitario, pueden mejorar el tratamiento de los pacientes que sufren complicaciones graves. De cara al futuro, puede guiar a los médicos y a las compañías farmacéuticas para mejorar las terapias de la Covid.
“Estos hallazgos indican que el SARS-CoV-2 tiene un organotropismo amplio”, concluyen los autores de la investigación en la revista The New England Journal of Medicine , en referencia a que el coronavirus puede infectar múltiples órganos.
Los daños graves pueden deberse a la acción directa del virus y no sólo al fuego amigo del sistema inmunitario
La progresión de la Covid en los pacientes ha supuesto un rompecabezas para los médicos desde que se describieron los primeros casos de la enfermedad en enero. Ha desconcertado especialmente la gran diversidad de cuadros clínicos que puede causar, con síntomas muy variables de unos pacientes a otros.
La imagen inicial de una infección respiratoria ha abierto paso a una visión más compleja que tiene en cuenta que la enfermedad puede progresar más allá del aparato respiratorio. Por qué mecanismos afecta a otros órganos, sin embargo, ha sido un enigma hasta ahora.
Se ha observado que, en casos graves de neumonía causada por la Covid, se produce una tormenta de citoquinas, es decir, una reacción inflamatoria descontrolada que daña al propio organismo y que puede resultar mortal. Pero se desconoce en qué medida contribuye la acción directa del virus a los daños multiorgánicos.
En busca de respuestas, distintos grupos de investigación han realizado autopsias de pacientes fallecidos por la Covid. De este modo, han podido analizar tejidos dañados con un detalle que no se puede conseguir en pacientes hospitalizados.
Comprender mejor la enfermedad puede guiar a los médicos para encontrar terapias más eficaces
En el estudio presentado ahora, médicos del hospital Univer-sitario Hamburgo-Eppendorf (Alemania) han analizado restos del virus en siete órganos distintos de víctimas de la Covid. Tal como esperaban, lo han detectado en los pulmones del 100% de los fallecidos, así como en la faringe del 80%.
También lo han encontrado en el 77% de los corazones analizados y en el 77% de los hígados. Aunque ya se habían descrito alteraciones en el hígado de pacientes de Covid anteriormente, se había apuntado que tal vez se debían a los efectos de la medicación. Los nuevos datos indican que también pueden deberse a efectos directos del virus.
En los riñones, que se ven afectados en numerosos casos graves de Covid, se ha detectado el virus en el 62% de los pacientes. También se ha hallado en el cerebro del 38% de los casos y en la sangre del 36%. No hay ningún tipo de órgano en que se haya buscado el virus y no se haya encontrado.
Intrigados por los daños renales que causa la Covid, y que llevan a un porcentaje significativo de pacientes ingresados en UCI a necesitar diálisis, los investigadores han estudiado en detalle la presencia del virus en distintas zonas del riñón de seis fallecidos. Antes habían averiguado, revisando datos ya publicados, que la mayoría de tipos de células renales tienen la proteína ACE2, que el coronavirus utiliza como puerta de entrada a las células que infecta. Los resultados de las autopsias muestran que tres de los seis pacientes tenían el virus en todas las zonas analizadas del riñón.
Según concluyen los autores del trabajo en The New England Journal of Medicine , donde el miércoles presentaron sus resultados, estas observaciones aportan “una explicación potencial de los signos clínicos de lesión renal que se registran con frecuencia en pacientes con Covid-19, incluso en pacientes que no se encuentran en estado crítico”.
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