Las recientes masacres en Ciudad Juárez y Chihuahua capital no solo exhiben la incapacidad del gobierno de María Eugenia Campos Galván, sino que también confirman el rotundo fracaso de su tan publicitada “Plataforma Centinela”, un sistema de videovigilancia por el que ha gastado 4,710 millones de pesos sin ofrecer resultados tangibles.
Maru Campos, en lugar de proteger a los ciudadanos, ha malgastado recursos públicos en contratos opacos con Seguritech Privada, una empresa que hasta la fecha no ha cumplido con la instalación de cámaras prometidas ni la construcción de una torre de vigilancia en Juárez.
La inseguridad en el estado ha alcanzado niveles alarmantes. Solo en este año, 1,347 personas han sido asesinadas en Chihuahua, mientras que el 95% de los homicidios sigue en la impunidad. A pesar de haber triplicado el presupuesto de seguridad, los habitantes viven en constante temor, y las promesas de Campos de reducir los homicidios en un 90% son solo palabras vacías.
Lo más preocupante es la indiferencia de la gobernadora, quien ha faltado al 70% de las Mesas de Seguridad Estatal, dejando clara su falta de compromiso con el pueblo que la eligió. Las cifras son aterradoras: 6,217 asesinatos en los primeros tres años de su gestión, de los cuales 628 son feminicidios. La violencia sigue desbordándose mientras Campos evade responsabilidades y justifica su ineficiencia culpando al gobierno federal.
Chihuahua merece un liderazgo que tome en serio la seguridad, no una administración que despilfarra el dinero público en proyectos ineficaces y que se ausenta en los momentos más críticos.4o
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