Las azoteas son un reducto de libertad para los habitantes de la Ciudad de México (CDMX) en medio de la cuarentena por COVID-19, que empezó a mediados de marzo.
Es el caso de Isaac, él dejó la calle y subió tres pisos para entrenar a sus perros en la azotea de su casa, por dicha situación.
El adiestrador canino, Isaac Pérez, comenta a Unotv.com que antes de la contingencia sanitaria salía 45 minutos a caminar, a hacer ejercicio en algún parque, en alguna zona pública donde hubiera pasto.
Así como el adiestrador canino, Abigail también dejó los parques y las pistas, modificó su azotea para hacer ejercicio.
Conseguí un neumático de coche para poder ejercitar los brazos, adapté una liga que era muy larga para poder entrenar un poco de pierna», establece Abigail Bello González, comerciante y deportista.
Y es que, durante la contingencia las azoteas dejaron de ser ese el sitio para lavar y tender la ropa, el lugar de objetos olvidados, se convirtieron en un reducto de libertad.
Isaac Pérez reitera que las rutinas de obediencia, de ejercicio, las realiza en la azotea; es lo más cercano que muchos capitalinos han tenido en el exterior.
Mientras que, Abigail Bello González señala que, a pesar de no ser completamente al aire libre, se siente tranquila al hacer sus actividades de esta manera.
En las azoteas han transcurrido semanas, a la intemperie del sol, el viento y la lluvia y hasta de los sonidos que venían de la calle: Acérquese y pida sus ricos tamales oaxaqueños, hay tamales oaxaqueños, tamales calientitos.
Un espacio que, ante el regreso a la nueva normalidad, seguirá representando seguridad y libertad.
Por el momento sólo en algunos casos con algunos clientes que tenemos cerca, hacemos las sesiones», añade Isaac Pérez, el adiestrador canino.
Debido a la contingencia, la comerciante y deportista Abigail Bello González señaló que aunque abrieran el gimnasio, no asistiría. Esto le da prioridad a la azotea.
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